Microrrelato 2 pag 30
El MUNDO MAGICO de DANIELA
«Daniela y sus gatos la rodearon, maullando.. «
Había una vez una niña llamada Daniela, que tenía cuatro años y adoraba a los gatos. Vivía con sus padres en un apartamento y, después de la escuela, le encantaba ir al parque cercano. Lo que más la emocionaba era el callejón detrás del parque, un lugar lleno de misterios y… ¡gatos!Un día, mientras paseaba con su mamá, Daniela vio un pequeño gatito gris asomando la cabeza entre unas hojas. Sus ojos verdes brillaban como esmeraldas.—¡Mira, mamá! —exclamó Daniela—. ¿Puedo acercarme?—Claro, cariño, pero hazlo con cuidado —respondió su mamá con una sonrisa.Daniela extendió la mano lentamente. El gatito, en vez de huir, olfateó su dedo y le dio un lametón.—¡Creo que le caigo bien! —dijo Daniela, feliz.Sin que Daniela lo supiera, no estaba sola. Detrás de los cubos de basura aparecieron más gatos: uno negro como la noche, un par de gemelos naranjas que se movían sincronizados, y un gato blanco y esponjoso que parecía un copo de nieve.—¡Hola, amiguitos! —dijo Daniela, riendo mientras los gatos la rodeaban curiosos.El gatito gris, que parecía el líder, comenzó a maullar y a caminar en círculos. Daniela lo siguió. Su mamá observaba desde la entrada del callejón, confiando en la curiosidad de su hija.El gatito guió a Daniela hasta una pequeña puerta oculta al final del callejón. Al abrirla, descubrieron un jardín mágico lleno de flores brillantes y una fuente que susurraba al caer el agua.—¡Mira, mamá, es un jardín encantado! —exclamó Daniela.Los gatos la rodearon, maullando como si la recibieran en su mundo secreto. Mientras exploraba, Daniela encontró una caja de madera oculta entre las raíces de un árbol. Al abrirla, halló juguetes antiguos: pelotas de lana, plumas y cascabeles.El gatito gris maulló y Daniela entendió que esos juguetes eran para ellos. Los gatos comenzaron a jugar felices. El gato negro perseguía la pelota de lana, mientras los gemelos naranjas competían por atrapar una pluma que Daniela agitaba.—¡Es como un parque de diversiones para gatos! —rió Daniela.Cuando el sol comenzó a ponerse, el gatito gris le trajo un pequeño papel enrollado. Daniela lo abrió con cuidado y leyó:»Gracias por traer alegría a nuestro rincón secreto. Eres nuestra amiga para siempre. Ven a visitarnos siempre que quieras.»Daniela abrazó al gatito y le susurró:—Volveré a verte, lo prometo.Al salir, la puerta se cerró sola detrás de ellas, como si el jardín quisiera permanecer oculto. Daniela miró a su mamá con una gran sonrisa.—¿Podemos volver mañana, mamá?—Claro, cariño —respondió su mamá, acariciándole el cabello—. Siempre que los gatos te necesiten, estaremos aquí.Esa noche, Daniela se durmió abrazando su peluche de gato, soñando con sus nuevos amigos. Sabía que, siempre que necesitara un momento especial, podría volver al jardín secreto y jugar con los gatos.
Lisard D´Lacosta